La ansiedad adaptativa no es una enfermedad sino un sistema de alerta que nos ayuda a prepararnos ante situaciones de peligro.
Cuando la sensación de temor se prolonga en el tiempo y se manifiesta ante algo que es vago, difuso, inconcreto, impreciso o carente de objeto exterior y la persona vive ante un estado de alarma continuo donde todo se vive con miedos, temores y malos presagios, hablamos de ansiedad patológica.
La ansiedad adaptativa no es considerada pecado porque son respuestas propias del organismo ante situaciones de peligro. Sin embargo la ansiedad que es patológica si representa un pecado desde la espiritualidad.
La ansiedad patológica según la biblia surge cuando hay una falta de confianza en la provisión de Dios, y por tanto negar su divinidad, su fidelidad y providencia La persona ansiosa es una persona con desesperación y angustia. Ha perdido la confianza en si misma, en Dios y en los demás. Es alguien que ha perdido por completo la FE
Palabras del vicio de la desesperación: “ Estoy totalmente desesperada, ¿Quién puede consolarme?, ¿ Quien puede estar a mi lado y sacarme de este lío?, ¿ Qué me queda? solo la muerte. No tengo más alegría en la vida, ni siquiera consuelo en el pecado, porque he perdido mi fe en la bondad de los hombres”
Caso de la vida real. Mónica 37 años, ansiedad en su trabajo.
Monoica tiene 37 años, es anestesiólogo. Vive con su hijo de 8 años. Tiene una pareja desde hace más de un año con quien no convive.
Mónica refiere que todos los días al ir a su trabajo experimenta ansiedad. Específicamente cuando tiene que dar una técnica anestésica, llamada anestesia epidural, que requiere un alto nivel de precisión y que si se falla en alguna parte de la técnica puede traer complicaciones al paciente.
Se le pide a Mónica que describa esa situación que le genera ansiedad de forma objetiva. Ella cuenta: “Llegó un martes a salas de cirugía y las cirugías son de cirugía general, yo regreso de vacaciones y no se nada de los pacientes que se van a operar ese día, ya que no les hice la valoración preanestésica. Yo veo a la paciente que se va a operar, y miro que es gordita, pequeña, y enseguida en mis pensamientos me digo, me va a costar colocar la anestesia epidural, siento inseguridad, miedo, inquietud, siento palpitaciones y se que estoy teniendo una crisis de ansiedad. Me pongo a leer, a escuchar música y sin embargo nada de eso me calma. Paso a la paciente a quirófano y cuando le tocó la espalda, efectivo, no lograba sentir nada donde debía entrar, le pongo la anestesia local y la paciente dobla la espalda, se pone nerviosa y se la baja la tensión y la frecuencia cardíaca, tengo que acostarla para ponerle atropina. En ese momento pienso, sera que vuelvo a intentar o dejo a la paciente sin operar hoy, decido volver a sentar a la paciente y volver a intentar ponerle la anestesia, pero ya me habían dicho que la señora no se quería operar, cuando le coloco la anestesia local, a la paciente se le vuelve a bajar la tensión y la frecuencia cardíaca, me toca volver a acostarla y pasar nuevamente atropina. No era opción para mi cambiar su técnica anestésica a otra llamada raquídea porque eso implicaba tener que quedarme hasta las 5pm y mi horario es hasta la 1pm, debía irme a otro lugar de trabajo a recibir turno. Decido decirle a la paciente que no se va a operar ese día y que la semana que entra la iba a meter a primera hora de la mañana directamente con anestesia raquídea. Me sobrevienen pensamientos de culpa, por que no pude ponerle la anestesia, por que no podía quedarme hasta tarde.
¿Qué fue lo que más le afectó a Mónica de esa situación? ¿ Qué fue lo que le hizo sentir?
Ella dice, “el hecho de no haber podido ponerle la anestesia. Me sentí incapaz de poner una epidural, sentí frustración conmigo misma y tristeza porque la paciente no pudo operarse ese día”.
¿ Hice o dije algo que en verdad quería decir o hacer? ¿Qué era lo que realmente quería decir o hacer?
Ella contesta: “Desde el comienzo no quería ponerle anestesia porque la paciente no se quería operar y cuando me dijo la paciente, bueno ya estoy aquí para operarme. Como ella dijo a la final que si, decidí intentar ponerle anestesia”.
¿Qué quiere Dios enseñarme con este conflicto?
La paciente contesta, Dios quiere enseñarme a tener Humildad, a entender que si no pude ponerle la anestesia, no es porque no sea capaz sino porque las cosas iba a ser así, aceptar todo lo pasa de buena voluntad, y no pensar siempre en mi ego de que debo todo el tiempo poder dar una técnica anestésica a la perfección” y en lugar de decir, que mala soy por no poder dar esta técnica anestésica, debía decir, tranquila, para la próxima la vas a meter, todo va a salir bien, si tu intuición te decía no lo hagas, era mejor planificarla otro día mejor con mayor preparación”. En lugar de llevarme llevar por mi falta de autoestima y desvalorización”.
¿ Qué debo cambiar de mi misma en esta situación?
Debo normalizar situaciones como esta y aceptar de buena manera que algunas veces no podré porque no soy perfecta y tomarlo de buena forma sin juzgarme. Poner mi foco de atención en que soy buena en mi trabajo y darme cuenta en que si de 1000 anestesias, 900 he puesto sin ningún inconveniente, quiere decir que es porque sé hacer mi trabajo. Debo dejar de pensar tanto en mi misma de forma egoísta y pensar en mis pacientes, en que mi trabajo aunque no es mi pasión, si es una labor noble que ayuda a las personas a resolver sus problemas de salud. De hecho le logré transmitir seguridad a mi paciente, ya que se que la siguiente vez ella llegara mas tranquila a salas de cirugía porque le explique a detalle lo que se le va hacer.
¿ Qué haría Jesucristo en mi lugar?
Ella contesta confesando que ha sido una pregunta muy difícil: “Si él no tuviera otro trabajo como, seguro se habría sacrificado quedándose hasta las 6pm para que a la señora la operen”. Le hago el comentario, que es lo que haría Jesucristo en su lugar si al igual que ella tiene otro trabajo en otra parte y debe cumplir un horario, a lo que ella me contesta, seguramente, ÉL habría hecho lo mismo que yo hice, cancelar esa cirugía y reprogramar con mejor preparación, considerando que el tiempo de dios es perfecto y que cada día tiene su afán.
¿Cómo puede este problema ayudarme a tener la alegría y libertad que necesito?
Ella contesta: “Mi camino por la libertad y alegría tan anhelada por mí, comienza por la humildad, dejar el yo y yo a un lado, dejar de poner mi foco de atención tanto en mi y pensar en el bienestar de mis pacientes”.
“También aceptar lo que se da tanto como lo que no se da. No enfocarme en la parte negativa, porque reconozco que me bloquee al saber que la paciente no se quería operar”
Ella ha usado varias veces como recurso de trabajo interior la oración, y reconoce que eso la ha ayudado hasta el día de hoy a trabajar de forma más tranquila y con más claridad mental, sin embargo aún siente ansiedad y baja autoestima.
¿ Cómo podría esta paciente liberarse de la ansiedad y empezar a confiar más en sí misma?
1.- Identificar los vicios espirituales en la escena de estrés de Mónica
Uno de los vicios espirituales identificados en Mónica es el vicio de la soberbia. Para vencer este vicio espiritual es necesario aplicar la virtud contraria, que es la humildad.
La soberbia:
La paciente dice textualmente: “el hecho de no haber podido ponerle la anestesia. Me sentí incapaz de poner una epidural”
La soberbia o el orgullo, es el principio de todo vicio y el germen de todo mal. El orgullo expulsó a muchos ángeles del cielo y echó a los seres humanos del paraíso. Del orgullo surgen la envidia, la vanidad, la falta de respeto, la desconfianza, la desesperanza y la adicción al lujo excesivo. Este vicio espiritual puede generar enfermedades como TA alta, síndrome de agotamiento, trastornos menstruales, migraña y cánceres dependientes de las hormonas como el cáncer de mama o de próstata. Enfermedades como inflamación de los nervios, ciática, poliartritis, reumatismo, infecciones renales o del tracto urinario.
Visión de santa Hildegarda con respecto a este vicio: “Y vi un fuego poderoso ardiente, con un fuerte resplandor. Una gran cantidad de terribles gusanos se agolpaban en el. En este fuego, las almas de aquellas que se habían entregado al orgullo con palabras y hechos en esta vida se purificaban. Estaba plagados de fuego (inflamaciones) por su arrogancia y de gusanos (infecciones) por su altanería”.
Una persona con soberbia no solo es aquella que humilla a otros, siempre cree tener la razón, se consideran mejores que otras personas o tienen la creencia constante de ser superior.
Muchas veces un soberbio no se expresa de esta forma, sino que se pueden expresar con características como:
- No se toman nada bien las críticas de otras personas así sean críticas constructivas.
- Si algo hacen mal, se lo toman de forma muy negativa a nivel personal.
- Tienen la creencia errónea de que no tienen derecho a equivocarse
- Siempre se comportan teniendo en mente lo que pensarán los demás de ellas.
- Como su autoestima depende de sus fracasos y éxitos, por eso intentan ser los mejores en todo lo que se proponen, lo que los lleva a ser muy competitivos.
- Carecen de empatía, no se ponen en el lugar de los demás, no se detienen a pensar como hacen sentir sus actos a los demás
- Como creen poseer la verdad absoluta, no prestan atención a lo que los demás tienen que decir
- No muestran su parte vulnerable, no ceden ante una discusión
- Solo les gusta hablar sobre ellos mismos
- Sienten una envidia profunda hacia otras personas
- Son personas que esconden heridas muy profundas y una baja autoestima y deciden protegerse con una actitud de lejanía y superioridad
- Son personas solitarias, a quienes les cuesta tener vínculos verdaderos de amistad
- Su valía depende de la aprobación de los demás
- Les cuesta pedir perdón
- Son intolerantes con quienes no son como ellos
- Tienen una gran necesidad de reconocimiento
- Hablan constantemente de sí mismos
- Se justifican ante todo por sus errores.
Muchas veces caemos en el error de pensar que una persona orgullosa es una persona con alta autoestima. La realidad es que son personas con baja autoestima que han colocado como escudo el orgullo para esconder sus vulnerabilidades
La autoestima y la humildad van de la mano. La ansiedad que se relaciona con la soberbia, para cultivarla es necesario tomar en cuenta versículos como Filipenses 2:3 nos insta a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos, lo cual no significa degradarnos, sino reconocer que servir y amar a otros es una expresión de nuestra verdadera identidad en Cristo.
La Biblia nos recuerda en Génesis 1:27 que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, lo que nos otorga un valor intrínseco e inmutable. Reconocer esta verdad nos lleva a apreciar nuestra singularidad y a entender que somos amados incondicionalmente por el Creador del universo.
Hijas de la soberbia: Tristeza y melancolía
¿ Cómo puede Mónica aplicar la humildad en su día a día?
Recomendaciones de Santa Hildegarda:
- Usar ropa sencilla y modesta porque evita la necesidad de llamar la atención
- Meditar de forma repetida en estas palabras sanadoras de santa Hildegarda sobre lo que dice la humildad: “Yo soy la fuerza la fuerza que soporta el universo. ¿por que no iba a alegrarme incluso si alguien me hiciera una injusticia terrible? El mismo creador descendió del cielo para abrazar al hombre. Yo, la humildad, descendí con EL, deje mi patria protectora, para poder estar a partir de ahora en todos los rincones de la tierra. Yo no quiero jactarme de ser especial. Quiero ser el sol que brilla en la oscuridad. Con Dios penetro todas las tinieblas de esta tierra y del universo. Ninguna tormenta puede sacudirme porque estoy unida a la bondad de dios”
- Realizar baños con sauna con masajes con cepillos, que da como resultado una muy buena circulación sanguínea, que a su vez activa las funciones subyacentes en la piel en las trayectorias de las funciones reflejas que pueden estimular los órganos
- Practicar oración de rodillas ante Dios y orar por el don de humildad, hacerlo con un rosario diario y poner nuestras intenciones en ello
- Terapia de piedras preciosas, Cristal de roca. Puede ponerse el cristal de roca calentado por el sol en el plexo solar entre el esternón y el ombligo y además beber agua con cristal de roca. Colocando el cristal caliente después de ser expuesto al sol en una vaso de agua o vino y beber el líquido
- Confesarnos, asistir a eucaristías diarias porque en ellas recibimos a cristo quien nos ayuda en nuestro combate espiritual todos los días contra nuestras malas inclinaciones
Mira este caso de la vida real más a profundidad en la siguiente conferencia: