Día 2. La Humildad:
La humildad, en palabras del filósofo Balmes, es “el conocimiento claro de lo que somos sin añadir ni quitar nada”. Esta definición se alinea perfectamente con la de Santa Teresa de Jesús, quien afirmaba: “Humildad es andar en verdad. Y la verdad es que no tenemos nada de bueno que no hayamos recibido de Dios.”
La Sagrada Escritura también lo confirma:
“¿Quién te hace superior? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?”
— 1 Corintios 4,7
Desde una perspectiva teológica, Santo Tomás de Aquino enseña que todo lo que es imperfección o defecto proviene de nosotros mismos, mientras que todo lo bueno y perfecto que tenemos es participación de Dios.
Por tanto, la humildad verdadera es el conocimiento exacto de Dios y de uno mismo.
La Humildad: Virtud de las Almas Grandes
Santa Sofía Barat afirmaba con sabiduría que “la paz no puede habitar más que en los corazones humildes y desprendidos de todo”. En efecto, la humildad no solo da serenidad interior, sino que nos permite vivir cada momento sin resentimiento ni orgullo.
Frases clave sobre la humildad:
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“Un átomo de humildad vale más que una montaña de buenas obras.”
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“La humildad y la sencillez son los verdaderos manantiales de la perfección.”
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“No hay humildad sin mansedumbre ni olvido de sí mismo.”
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“El humilde soporta gozoso las contrariedades, los olvidos y cualquier otra falta.”
Cuando alguien nos desprecie o nos olvide, el alma humilde responde: “Lo he merecido.” Esta actitud no nace del desprecio a uno mismo, sino del amor a la verdad y a Dios.
Características de la Humildad Verdadera
Estas son las señales visibles de un corazón verdaderamente humilde:
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Se conoce bien a sí mismo y no se cree mejor que los demás.
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No se alegra de los elogios, ni busca aprobación.
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Goza de paz interior constante, mientras que el soberbio vive en continua agitación.
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Basa su humildad en la fe; quien no es humilde, vacila y tiende a perderla.
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Busca siempre la gloria de Dios y no la propia.
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No habla de sí, ni para bien ni para mal.
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Ama la compañía de los sencillos y no se irrita fácilmente.
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No se considera superior a nadie.
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Agradece las correcciones y prefiere pasar desapercibido.
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Cree que todo pecador puede ser santo y él mismo puede caer si no se guarda.
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No busca lucirse, sino dar luz.
Los Tres Grados de la Humildad según San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola enseñó tres grados de humildad, cada uno más profundo que el anterior:
Primer grado: La humildad necesaria para salvarse
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Consiste en preferir morir antes que cometer un pecado mortal.
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Se elige el camino de la virtud aun si se pierden honores, riquezas o placeres.
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Este grado es indispensable para la salvación eterna.
Segundo grado: La santa indiferencia
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Inspirado en la frase ignaciana:
“No querer más riqueza que pobreza, no más honor que deshonor…” -
Se mantiene el alma en equilibrio, buscando siempre la mayor gloria de Dios.
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Rechaza no solo el pecado mortal, sino el venial deliberado.
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Se acepta lo próspero o adverso con igual disposición, sin perder la fe.
Tercer grado: El más perfecto
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Desea parecerse a Cristo pobre, despreciado y sufriente.
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Prefiere pobreza, humillación y dolor si con ello se asemeja más a Jesús.
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Es el grado más alto de identificación con Cristo crucificado.
¿Cómo Practicar la Humildad en la Vida Diaria?
San Alfonso María de Ligorio propone pasos prácticos para vivir la humildad:
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Aborrecer el orgullo y todo lo que lo alimente.
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No gloriarse de lo bueno que se haya hecho.
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Desconfiar de uno mismo, sabiendo que la fortaleza viene de Dios.
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Aceptar las humillaciones, incluso cuando no se comprenden.
Practicar estos actos, incluso interiormente, va formando poco a poco un corazón humilde, fuerte y profundamente libre.
Conclusión: La humildad, base de toda santidad
La humildad es la raíz de todas las virtudes. Sin ella, toda santidad es aparente. Es una virtud silenciosa, pero poderosa; oculta, pero luminosa; humilde, pero grandiosa.
Un corazón humilde es morada de Dios. Por eso, los santos hacen tanto bien: porque han desaparecido ellos para que Cristo brille en ellos.
Si quieres ser santo, aprende a ser humilde.
Descubre el poder sanador de la medicina de Santa Hildegarda. En nuestro blog, te invitamos a explorar las enseñanzas de Santa Hildegarda, una sabia visionaria que nos dejó un legado de salud y curación basado en la naturaleza. Aprende con nosotros a recuperar tu salud con la medicina de Santa Hildegarda de Bingen
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Respuestas a Preguntas Frecuentes sobre Santa Hildegarda de Bingen
¿Qué hizo santa Hildegarda
Santa Hildegarda es conocida por sus contribuciones a la música, medicina y ciencias naturales, así como por sus escritos teológicos y visiones místicas. Es Doctora de la Iglesia.
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La medicina de Santa Hildegarda es asímismo, una práctica holística que integra cuerpo, alma y espíritu, utilizando remedios naturales. Basada en las visiones y revelaciones de Hildegarda de Bingen, esta medicina abarca aspectos físicos, emocionales y espirituales de la salud.
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