Día 12. La avaricia según Santa Hildegarda: pecado, vicio y enfermedad
La avaricia, según la definición de Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica (II-IIae, cuestión 118), es “el deseo desmedido de poseer”, cuando se adquieren o retienen riquezas sin moderación. Esta inclinación desordenada, lejos de ser neutral, constituye una distorsión de nuestros afectos y de la razón misma.
Desde la visión cristiana, la avaricia es un pecado contra:
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El prójimo, al impedir que otros accedan a lo necesario.
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Uno mismo, al esclavizar los afectos al dinero.
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Dios, al anteponer lo material a lo eterno.
¿Por qué la avaricia es pecado?
Santa Hildegarda de Bingen, doctora de la Iglesia, explica que la avaricia es un mal espiritual porque el avaro encuentra deleite en la sensación de dominio que le otorgan las riquezas. Este pecado, aunque no desordena el cuerpo como los pecados carnales, sí afecta el alma profundamente.
“El bien siempre consiste en la medida justa. El mal surge por exceso o defecto” – Santo Tomás de Aquino.
La razón debe gobernar nuestras inclinaciones. Cuando el deseo de poseer se desborda, se convierte en un desorden moral y espiritual.
¿Es la avaricia un pecado mortal?
Sí, la avaricia puede ser un pecado mortal, especialmente cuando:
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Se retienen injustamente bienes ajenos (robo, usura).
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El deseo de riqueza se antepone a la caridad con Dios y el prójimo.
Si el apego al dinero no es tan grave, puede considerarse pecado venial. Pero incluso en sus formas más “ligeras”, debilita la vida espiritual.
La avaricia como pecado capital
La avaricia es uno de los siete pecados capitales, porque da origen a muchos otros. El dinero promete una felicidad falsa y un poder ilusorio, lo que lleva al ser humano a utilizarlo como medio para obtenerlo todo. De este deseo desordenado brotan numerosas desviaciones morales.
Las hijas de la avaricia
Según Santo Tomás, de la avaricia se derivan vicios que comparten su misma raíz: buscar la felicidad en lo material. Estas son las “hijas de la avaricia”:
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Dureza de corazón: incapacidad de ayudar al pobre con misericordia.
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Inquietud: ansiedad constante por las finanzas.
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Violencia: uso de la fuerza para adquirir o conservar riquezas.
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Engaño:
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Mentira (palabras falsas),
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Perjurio (mentira bajo juramento),
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Fraude (engaño con bienes),
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Traición (engaño hacia personas por beneficio material).
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Ejemplos cotidianos de avaricia
La avaricia según Santa Hildegarda también se reconoce en comportamientos que muchas veces se normalizan:
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Negarse a ayudar a familiares necesitados.
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No hacer obras de caridad.
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Evitar vacaciones por no querer gastar.
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Trabajar en exceso por ambición económica.
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Ser tacaño con empleados.
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Negarse a invitar por miedo a que algo se les pida.
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Acaparar objetos innecesarios.
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Prestar únicamente cosas de poco valor.
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Usar el lujo o despilfarro como medio de validación.
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Preocuparse obsesivamente por el saldo bancario.
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Realizar préstamos con intereses (usura).
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Traicionar socios por bienes materiales.
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Falsificar, adulterar mercancías o aceptar sobornos.
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Jugar compulsivamente para ganar dinero.
“¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!” (Lc 18,24; Mt 19,23; Mc 10,23).
Consecuencias físicas de la avaricia según Santa Hildegarda
La medicina de Santa Hildegarda, recogida por el Dr. Wighard Strehlow, explica cómo este vicio afecta gravemente la salud. Entre sus efectos se encuentran:
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Agotamiento crónico (síndrome de burn-out)
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Trastornos hormonales y menstruales
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Enfermedades autoinmunes
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Estreñimiento, inmunodeficiencia, afecciones precancerosas
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Dolor articular, ciática, reumatismo, artrosis
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Diabetes, hipertensión arterial, asma
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Depresión, ansiedad, crisis emocionales
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Riesgo de trombosis, embolias y ataques cardíacos
La salud física y emocional queda profundamente comprometida cuando el alma vive en desequilibrio.
¿Cómo combatir la avaricia?
La virtud contraria a la avaricia es la generosidad, que nos abre al prójimo y nos recuerda que todo lo que tenemos es don de Dios. Santa Hildegarda invita a vivir con sobriedad, caridad y apertura al Espíritu Santo para restaurar el equilibrio interior.
Conclusión: Liberarse del dominio del dinero
La avaricia según Santa Hildegarda no es solo una actitud negativa, sino un mal espiritual que afecta integralmente al ser humano. Nos roba la paz, daña nuestros vínculos y enferma nuestro cuerpo. Combatirla es parte del camino hacia la libertad interior y la salud integral.
Descubre el poder sanador de la medicina de Santa Hildegarda. En nuestro blog, te invitamos a explorar las enseñanzas de Santa Hildegarda, una sabia visionaria que nos dejó un legado de salud y curación basado en la naturaleza. Aprende con nosotros a recuperar tu salud con la medicina de Santa Hildegarda de Bingen
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Respuestas a Preguntas Frecuentes sobre Santa Hildegarda de Bingen
¿Qué hizo santa Hildegarda
Santa Hildegarda es conocida por sus contribuciones a la música, medicina y ciencias naturales, así como por sus escritos teológicos y visiones místicas. Es Doctora de la Iglesia.
¿Qué es la medicina de Santa Hildegarda?
La medicina de Santa Hildegarda es asímismo, una práctica holística que integra cuerpo, alma y espíritu, utilizando remedios naturales. Basada en las visiones y revelaciones de Hildegarda de Bingen, esta medicina abarca aspectos físicos, emocionales y espirituales de la salud.
¿Cuándo es el día de Santa Hildegarda?
El día de Santa Hildegarda se celebra cada año el 17 de septiembre.
¿Cuántas obras compuso Hildegard von Bingen?
Hildegard von Bingen compuso una variedad de obras musicales, incluyendo 43 antífonas, 18 responsorios, 4 himnos, 7 secuencias, 2 sinfonías, 1 aleluya, 1 kyrie, 1 pieza libre y 1 oratorio, sumando un total de 78 obras musicales.