¿Qué es la santidad según Santa Hildegarda de Bingen?

Día 1: Amor mundano vs. Amor divino

La santidad según Santa Hildegarda de Bingen consiste en transformar el amor mundano en amor divino, permitiendo que Dios sea el centro de nuestras decisiones, emociones y acciones. Este proceso no es solo espiritual, también impacta la salud física, emocional y mental.

Ejemplo de conversión del amor mundano al amor divino: Hermana Clare Crockett

Un claro testimonio de esta transformación es la vida de la hermana Clare Crockett, una joven irlandesa que soñaba con la fama en Hollywood. Ya trabajaba en televisión, pero Dios tenía otros planes para ella.

Sin saberlo, aceptó asistir a un retiro de Semana Santa. En ese encuentro con Cristo, frente a la cruz, comprendió que Cristo había muerto por ella y sintió de forma profunda su amor.

Aunque intentó volver a su antigua vida, Dios seguía tocando su corazón. En un momento de vacío en un hotel de Londres, entendió que su lugar no estaba allí, sino sirviendo a Dios. Así ingresó en las Siervas del Hogar de la Madre.

Durante su noviciado, luchó con sus debilidades, pero aprendió a confiar más en Dios que en sus propias fuerzas. Su vida fue un constante ofrecer a Dios su voluntad como “un cheque en blanco”. Murió a los 33 años en Ecuador durante un terremoto en 2016. Su historia sigue inspirando a muchos a buscar la santidad.

Efectos en la salud del amor mundano según Santa Hildegarda de Bingen

Santa Hildegarda explica que el amor desordenado al mundo afecta directamente la salud física y emocional. Algunos síntomas que pueden presentarse son:

• Enfermedades de los sentidos (glaucoma, cataratas, infecciones oculares)

• Dolores de cabeza, migrañas, problemas de memoria

• Nerviosismo e insomnio

• Hipertensión arterial, mareos, vértigos

• Dolor en el corazón

Sanación espiritual del amor mundano: Recomendaciones de Santa Hildegarda

Métodos naturales y espirituales de sanación:

• Ayuno con infusión de hinojo y pan de espelta

• Ropa de lino amplia para favorecer la circulación y la calma

• Sauna-terapia e hidroterapia según el método Kneipp

• Masajes con cepillos para estimular el sistema nervioso

• Meditación bíblica sobre el amor divino (Lucas 12, 16-21)

• Topacio imperial o dorado: Mojar los párpados con vino blanco donde haya reposado la piedra (no aplicar directamente en los ojos).

La herramienta más poderosa: La trilogía del amor de Dios

Santa Hildegarda enseña que para alcanzar la santidad es necesario alinear pensamientos, sentimientos y acciones con Dios. Por eso propone tres preguntas clave que pueden aplicarse en cualquier momento de la vida.

Las 3 preguntas para discernir si actuamos por amor a Dios:

1. ¿Esto que pienso, siento o estoy por hacer, glorifica a Dios?

2. ¿Me mueve el amor a Dios o solo mi amor propio?

3. ¿Lo que siento nace de mi confianza en Dios o en mí misma?

Ejemplo práctico de la trilogía del amor de Dios

Situación: Es viernes por la noche, me siento sola y quiero salir a una discoteca para olvidar un desamor. Pienso refugiarme en el alcohol.

Reflexión:

1. Esto no glorifica a Dios, porque el alcohol y la mundanidad no son caminos de sanación.

2. Me dejo llevar por mi amor propio y no por el amor que Dios me ofrece.

3. Confío más en mis propias soluciones que en la providencia y amor de Dios.