La salud y la enfermedad según Santa Hildegarda de Bingen

La salud y la enfermedad según Santa Hildegarda de Bingen

Según Santa Hildegarda, el bienestar del ser humano depende del equilibrio entre los cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Estos humores se forman a partir de los cuatro elementos: fuego, tierra, agua y aire. El equilibrio correcto de estos elementos garantiza la salud. Cuando se alteran, aparece la enfermedad.

Santa Hildegarda compara este equilibrio con el funcionamiento de la naturaleza. Así como la tierra necesita calor, lluvia y rocío en su debido tiempo para prosperar, el cuerpo humano requiere que sus elementos trabajen en armonía. Si este orden se rompe, se originan enfermedades físicas y espirituales.

La salud y la enfermedad: Una visión integral de Santa Hildegarda

Para Hildegarda, la sanación requiere actuar sobre cuatro planos de la persona:

1. Plano físico

A través de la alimentación adecuada, el uso de remedios naturales y el cuidado del cuerpo.

2. Plano psíquico

Mediante la psicoterapia espiritual, identificando y transformando los 35 pares antagónicos de vicios y virtudes. Los vicios conducen a la enfermedad; las virtudes promueven la sanación del alma.

3. Plano natural

Restaurando el equilibrio con los cuatro elementos de la naturaleza, que influyen directamente sobre la salud humana. Santa Hildegarda veía al hombre en el centro del cosmos, profundamente conectado a los ritmos naturales.

4. Plano divino

Recuperar la salud implica restablecer la comunión con Dios. La salud verdadera es imposible sin la participación activa del Creador en la vida humana.

Las 6 reglas de oro para una auténtica sanación según Santa Hildegarda

Santa Hildegarda insiste en que el 80% de la salud depende de la alimentación y del estilo de vida. Estas son sus 6 reglas de oro para sanar cuerpo y alma:

1. Armonía con la naturaleza

Buscar el equilibrio con el entorno y emplear los remedios que ofrece la creación.

2. La alimentación como medicina

Elegir bien los alimentos y aprovechar su poder curativo. Hildegarda recomienda la espelta como base de la dieta para prevenir enfermedades.

3. Equilibrar trabajo, reposo, oración y meditación

Encontrar tiempo para cada aspecto de la vida humana favorece la paz interior.

4. Balance entre sueño y vigilia

El descanso adecuado es esencial para la salud del cuerpo y del alma.

5. Purificación del organismo

Eliminar toxinas ambientales y propias (virus, bacterias, sangre, linfa) mediante prácticas de limpieza.

6. Sanación del alma y del sistema inmune

Transformar pensamientos y sentimientos negativos mediante el amor, el perdón y la alegría. El ayuno hildegardiano fortalece tanto el alma como el sistema inmune.

La medicina de Santa Hildegarda de Bingen

Santa Hildegarda dejó numerosas recetas y remedios naturales para enfermedades físicas y emocionales. Sin embargo, aclara que la curación definitiva depende de la voluntad de Dios. A veces, una enfermedad no sana porque su raíz es espiritual y responde a misterios divinos.

“Estos remedios provienen de Dios y curarán a la persona o no, según su voluntad.” (CC 165, 22-24)

¿Quién es Dios según la enseñanza cristiana?

Santa Hildegarda siempre fundamenta su visión de la salud en Dios. Él es el Ser Supremo, Creador del universo, omnipotente, omnisciente y omnipresente. Dios es amor, es bondad infinita y desea comunicar sus perfecciones a sus criaturas.

Principales atributos de Dios:

• Omnipotente: Creador y sustentador del universo.

• Omnisciente: Conoce todo lo pasado, presente y futuro.

• Omnipresente: Está en todas partes, en todo momento.

Dios y su propósito para el hombre:

Dios crea al hombre no por necesidad, sino por amor y generosidad. Nos ha creado para participar de su bondad y alcanzar la felicidad glorificándolo. Solo unidos a Él encontramos plenitud y sentido.

Apocalipsis 1:8:
“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.”

Conclusión: Recuperar la salud es volver a Dios y a la armonía de la creación

La visión de la salud según Santa Hildegarda de Bingen es profundamente espiritual. La verdadera sanación exige restaurar el equilibrio en todos los planos de la existencia: cuerpo, mente, naturaleza y alma.

Sanar no es solo eliminar síntomas físicos. Es volver al orden natural querido por Dios, purificar el alma de vicios, vivir en comunión con la naturaleza y confiar en la providencia divina.