Las emociones de felicidad según Santa Hildegarda de Bingen

Las emociones de felicidad según Santa Hildegarda de Bingen

En la actualidad, vivimos rodeados de noticias dolorosas: prostitución, secuestros, robos, pornografía, corrupción y violencia. Todo esto es consecuencia de una realidad espiritual profunda: dejamos que el egoísmo controle nuestras emociones, en lugar de permitir que la razón, iluminada por la fe, las dirija.

Sin embargo, es posible adiestrar nuestras emociones. Cuando la razón se fortalece con el bien y se inspira en el ejemplo de Jesucristo, comenzamos un camino de libertad interior. En este recorrido, la espiritualidad propuesta por Santa Hildegarda de Bingen ofrece una guía clara y luminosa.

Amor, felicidad y emociones positivas

Emociones como la alegría, el amor, la esperanza, la gratitud, la compasión y la misericordia son fundamentales para alcanzar la libertad interior. A través de la imitación de las virtudes de Cristo, estas emociones nos permiten trascender como seres humanos.

Por el contrario, emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la tristeza, la desesperación, la envidia o el enojo, cuando no se gestionan adecuadamente, pueden llevarnos a cometer acciones destructivas. Incluso pueden ser el origen de situaciones extremas como guerras o suicidios.

Estudios científicos han demostrado que nuestras emociones influyen directamente en nuestra conducta. Las positivas fomentan acciones buenas, mientras que las negativas mal gestionadas nos alejan del bien. Por esta razón, la gestión emocional consciente es una necesidad urgente.

Otro aspecto importante es que las emociones siempre tienen un contrapunto. Por ejemplo: aprecio/desprecio, amor/desamor, alegría/tristeza, impaciencia/paciencia, desesperación/esperanza, generosidad/mezquindad.

La psicoterapia de Santa Hildegarda de Bingen

Santa Hildegarda vincula directamente las emociones con la vida espiritual. En sus enseñanzas, muchas emociones negativas son consideradas vicios espirituales o pecados. Frente a ellas, se proponen virtudes como antídoto.

Por ejemplo:

• Desesperación → Esperanza

• Avaricia → Generosidad

• Tristeza → Alegría de vivir

Si en nuestro día a día predominan emociones negativas, probablemente estemos repitiendo patrones de pecado o vicios que afectan nuestra salud emocional, espiritual y física. Reconocer esto puede ser el primer paso hacia la transformación interior.

Santa Hildegarda nos invita a observarnos, reconocer nuestras emociones y utilizar cada conflicto como una oportunidad de crecimiento. En este camino, la compasión ocupa un lugar especial: fue la emoción más expresada por Jesucristo y una clave esencial para la sanación del alma.

10 pasos para generar emociones de felicidad

1. Buscar la verdadera alegría en Jesús. La felicidad del mundo es efímera. Solo en Cristo encontramos la alegría completa (Jn 15:1-11).

2. Acudir al amor fiel de Dios Padre. Esa fuente infinita de compasión dio a Jesús una autoestima equilibrada, incluso en medio del dolor.

3. Practicar la compasión y la misericordia. Mirar al prójimo con los ojos de Cristo nos transforma.

4. Dominar nuestros miedos. El miedo excesivo revela falta de fe. Hay que cultivar los miedos sanos y desechar los paralizantes.

5. Aprender de la adversidad. Incluso en el dolor, la fe nos permite encontrar alegría duradera.

6. Conocernos a nosotros mismos. Identificar nuestras emociones y detonantes permite gestionarlas mejor.

7. Cultivar la razón con espiritualidad. Solo una razón iluminada por la fe puede guiar las emociones hacia el bien.

8. Reemplazar emociones negativas por positivas. Por ejemplo: rabia → paciencia, miedo → fe, rencor → perdón.

9. Hablar de nuestras emociones. No guardarlas. La palabra sana y libera.

10. Adoptar hábitos saludables. Alimentación, lectura, ejercicio y descanso equilibran también la mente y el alma.

Santa Hildegarda: vicios, virtudes y sanación interior

Santa Hildegarda recibió visiones del Espíritu Santo donde se le revelaron 35 vicios que causan enfermedades del alma y del cuerpo. Sin embargo, también le fueron mostradas 35 virtudes como camino de sanación.

Algunos ejemplos:

• Amor a lo mundano → Amor a lo celestial

• Avidez → Moderación

• Envidia → Caridad

• Lujuria → Castidad

• Tristeza → Alegría de vivir

Nuestros pensamientos y emociones son, según Hildegarda, las semillas de la salud o la enfermedad. Para sanar, es fundamental llevar un estilo de vida equilibrado y comenzar un proceso de autoconocimiento espiritual que nos permita identificar y reemplazar nuestros vicios por virtudes.

Conclusión

La propuesta de Santa Hildegarda de Bingen no es solo mística, sino profundamente terapéutica. Al reconocer nuestras emociones y aplicar virtudes como la compasión, el amor, la esperanza y la fe, no solo sanamos nuestra alma, sino también nuestro cuerpo y nuestras relaciones.

🙏 Transformar el corazón es posible. Las emociones, iluminadas por la gracia, pueden guiarnos hacia la plenitud.